Por: Diana Monsalve
Directora de educación Fundación Ga'manobi
Últimamente los seres humanos hemos vivido sumergidos en la cotidianidad, nuestra rutina se repite día a día, el arreglarnos para trabajar, durar en nuestras labores un promedio de ocho horas donde se sale almorzar rápida y automáticamente porque muchas veces ocupamos este tiempo en nuestras redes. Después del trabajo se hace el tránsito hacia el hogar, muchos salen antes del amanecer y llegan cuando el sol ha caído. Entonces, rápidamente transcurre lo que queda del día entre la cena, el hogar y dejar todo listo para el día siguiente, así pueden pasar días, semanas incluso años, todos sumergidos en un círculo vicioso que nos da muy pocas oportunidades de apreciar lo que nos rodea, si somos sinceros ¿Te has tomado al menos una pausa en el día para respirar y simplemente observar?
El sistema en el que nos encontramos inmersos está diseñado precisamente para evitar que lo hagamos, para que se destruyan bosques, se arrase con la fauna, se contamine el agua, se vulneren derechos, el ser humano ha cedido ante el simbolismo que representa el dinero y el poder.
Inconscientemente has escuchado voces que denuncian los atentados que una y otra vez el ser humano hace a la biodiversidad; organizaciones ambientales, sociales, colectivos juveniles, distintas voces tratan a través de sus acciones que las personas tomen conciencia sobre la consecuencias de seguir inmersos en este sistema ¿Alguna vez te has detenido a escucharlos? ¿Le has dado a esas voces una oportunidad?, aunque cada vez se suman más sectores a esta visión de ambiente lamentablemente siguen ahogándose bajo este sistema.
Ahora directa o indirectamente el planeta ha hablado, nos ha mostrado nuestra vulnerabilidad, nos ha obligado a aislarnos en nuestros hogares porque existe una amenaza pequeña, invisible a nuestros ojos, pero que puede hacernos daño, el ser humano solo es parte de un sistema, es prescindible, sin él, la Tierra puede perfectamente proseguir en el tiempo, incluso mucho mejor, en equilibrio. Este choque nos ha permitido darnos cuenta lo básico que necesitamos para sobrevivir, el alimento, la salud, el agua, la vida.
Bajo esta situación el ser humano está mostrando su naturaleza, “con muchos matices” desde la extrema individualidad al acaparar alimentos de primera necesidad, infringir las normas de aislamiento, primar los intereses de una economía extractivista y obsoleta hasta la solidaridad Colectiva, el cumplimiento del aislamiento voluntario, donaciones de la ciudadanía a los sectores más vulnerables, estas acciones son solo una muestra de la complejidad del ser humano.
Es claro que el mundo va a cambiar, este es el punto álgido, el punto de no retorno, el punto donde la humanidad debe elegir el camino, y algo que debemos tener claro es que aunque el poder está en manos de unos pocos y quienes deciden muchas veces nuestro camino, es hora que la ciudadanía se empodere de su accionar e inicie una reconfiguración en sus pensamientos sobre el sentido de la vida.
Que nazca una nueva generación, una nueva sociedad más solidaria con el otro independientemente la especie, menos consumista, donde sea responsable de sus actos y no deje el cambio en manos de otros.
Pero ¿Qué podemos hacer? ¡Volvamos a lo básico!, valoremos la labor del campesino, en este tiempo libre aprende a cultivar tus propios alimentos, no saques excusas, hay diversas maneras de hacerlo en distintos espacios, busca, infórmate, lee, en este tiempo las redes sociales se están sobresaturando de información sobre el COVID-19 esto puede generar una histeria colectiva, está bien informarse pero todo tiene un límite.
Muchos padres de familia y docentes, en este momento son sin saber configuradores de la futura generación, si este es tu caso, promueve valores de respeto al otro, de la responsabilidad del consumo, de valorar la cultura, la ciencia y la salud, del respeto a las demás especies ya que el ser humano es parte de esta red, no dueño ni amo.
Acude a los llamados de aquellos colectivos que invitan a sembrar, meditar, colaborar, en medio de la práctica aprenderás lo realmente importante, involucra a los tuyos y transmite el mensaje. Compra lo nacional, respeta la labor del campesino, utiliza lo necesario, no te dejes llevar por modas efímeras, valora la tierra.
Lo más importante empodérate de tu rol como ser político no seas indiferente a la labor que tienes al escoger nuestros dirigentes, elijamos aquellos que primen la vida sobre la economía seamos entes de control de ejecución, hay muchas cosas que podemos hacer pero lo primero es cambiar nuestro pensamiento.
El planeta ha hablado, tú... ¿cuál camino escogerás?
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